miércoles, 14 de enero de 2015

Trabajadores de primera y de segunda

Esta es la mágica solución ideada por ciertos 'responsables' de la Administración Pública para abaratar costes: dividir a la asistencia técnica en dos grupos, equipo base y equipo de desarrollos bajo demanda (o desarrollo gestionado). O dicho de otra forma, trabajadores de primera y de segunda.


Así los 'afortunados' pertenecientes al primer grupo se dedicarían al mantenimiento y a pequeños desarrollos, desempeñarían su trabajo en las instalaciones del cliente y sufrirían una presión 'estándar' en cuanto al tiempo empleado en realizar trabajos. En cambio las personas del segundo grupo serían los 'parias' de la asistencia técnica, acometerían desarrollos de cierta importancia, pudiendo trabajar en una factoría de la empresa concesionaria del servicio y enfrentándose a una presión máxima para cumplir con los plazos estimados (por supuesto, a la baja), para no incurrir en penalizaciones económicas para la empresa.


Los compañeros de Connectis en SEPE y GISS están sufriendo esta injusta segregación y ya antes de empezar con el desarrollo gestionado, se está pidiendo a la gente un 'esfuerzo' para cumplir con los plazos fijados para cada desarrollo. Esfuerzo que pasaría, por supuesto, por extender su jornada laboral según lo requiera la ocasión o, dicho de otra forma, según el antojo del responsable de turno a la hora de establecer plazos que satisfagan al cliente.


Los compañeros del servicio bajo demanda del SEPE son todos nuevos en este cliente y van a desempeñar su trabajo en las oficinas de Connectis, sin contar con el apoyo presencial de personas con conocimientos funcionales que puedan garantizar cumplir con los plazos establecidos. Esta circunstancia no parece un impedimento para presionarles con los comentados plazos y penalizaciones...


Por su parte, los compañeros en la GISS han sufrido un total abandono por parte de la empresa desde que se estableció este método de trabajo. Ningún responsable de Connectis ha pasado por allí para informarles de su nueva situación y sus únicos interlocutores son personas de otra empresa de la UTE. Desde luego solo podemos calificar esta situación de inaceptable.


En ambos casos la actuación de Connectis nos parece desafortunada, pero más allá de esto queremos mostrar nuestro rechazo a este modelo de gestión. Desde hace años se da la vergonzosa circunstancia en la Administración Pública de que se contrate personas de empresas privadas para la asistencia técnica, en lugar de fomentar el empleo público. El único fin de esta situación ha sido el enriquecimiento de estas empresas ya que los costes lejos de disminuir han aumentado, como indica el sentido común. Y es que además de pagar al trabajador, se ha de costear el beneficio de la empresa llegando a gastar tres y cuatro veces el salario de un empleado público por cada trabajador de asistencia técnica contratado. Ni que decir tiene que la mayoría de este dinero se lo embolsa la empresa, en un acto de 'proxenetismo' vergonzoso e incurriendo en cesiones ilegales, ya que normalmente la única relación entre la empresa y el trabajador ha sido el pago de la nómina. Si como consecuencia de esto se daban indeseables diferencias entre las condiciones de trabajo de los trabajadores públicos y la asistencia técnica, con el nuevo modelo de desarrollo gestionado se 'riza el rizo' y ahora existen hasta tres tipos de trabajadores en la Administración Pública. Todo un sistema de 'castas' que esperamos termine cuanto antes por ineficiente e injusto.